lunes, 29 de diciembre de 2008

Respuesta a la pregunta de "Ya se que es feo esconderse en el anonimato..."

Hoy voy a contestarle la pregunta que me hace la persona de que titula así su comentario: "Ya se que es feo esconderse en el anonimato pero era muy pequeña..." en vez de seguir con el orden cronológico.

Ante todo quiero aclarar que la respuesta a mi misma no me resulta clara, por tanto es larga. Pienso que vale la pena leerla porque siempre es bueno interesarse por las cosas que ocurren en el propio país.

Mi esposo entró como Subsecretario al Ministerio de Relaciones Exteriores el 9 de abril de 1971, al final del gobierno del Presidente Jorge Pachecho Areco. En noviembre de ese año se realizaron las elecciones nacionales en las que resultó electo Presidente Juan María Bordaberry. Quien pidió siguieran en el Ministerio tanto el Ministro, Dr. José Antonio Mora Otero como el Subsecretario, Juan Carlos Blanco. Y en noviembre de 1972, cuando el Dr. Mora Otero renuncia por motivos de salud, el Presidente Bordaberry le ofrece el cargo a Juan Carlos quien acepta.

Juan Carlos fue Ministro desde noviembre de 1972 hasta diciembre de 1976. En ese año fatídico para el Uruguay, los militares derrocan al Presidente electo Bordaberry y ponen en su lugar al Dr. Aparicio Méndez. Las elecciones nacionales tendrían lugar en noviembre de 1976 y a pesar de no estar de acuerdo con que se sustituyera al Presidente decidió seguir en el Ministerio hasta ese momento del pronunciamiento popular. Sin embargo en octubre de 1976 al regresar de la Asamblea General de Naciones Unidas y enterarse de que no habría elecciones pidió una reunión con el Presidente y la Junta de Oficiales Generales y renunció a su cargo. Renuncia que recién le fue aceptada el 23 de diciembre de 1976.

En esos 4 años y 1 mes mi esposo, el Canciller de los Uruguayos, trabajó exclusivamente para todos, como verás por lo que quedó de su obra:

Ministro de Relaciones Exteriores de noviembre de 1972 a diciembre de 1976.

1-- el primer acuerdo con Comunidad Económica Europea (CEE), hoy Unión Europea (1973);
2-- el acuerdo de inversiones con Estados Unidos (1973);
3-- elTratado del límite lateral marítimo, con Brasil (1973);
4-- el Tratado de límites en el Río de la Plata y su Frente Marítimo, con Argentina (1973);
5-- el Convenio Argentino-Uruguayo de Cooperación Económica, CAUCE, 20 de marzo de 1974;
6-- el Protocolo de Expansión Comercial con Brasil, PEC, el 12 de junio de 1975;
7-- el puente Paysandú-Colón sobre el río Uruguay (diciembre de 1975);
8-- el puente Fray Bentos-Puerto Unzué también sobre el río Uruguay;
9-- la represa de Salto Grande con Argentina (iniciada en abril de 1974):
10--la represa de Palmar con apoyo de Brasil, acuerdo de 12 de junio de 1975;
11--la iniciativa para la reforma del Sistema Inter Americano y el pluralismo de ideologías (OEA)(1973);
12--las bases para la ALADI y acuerdos como el MERCOSUR, a partir del esquema de la Cuenca del Plata (planteada en Buenos Aires, 1974);
13-- misiones para el fortalecimiento de las relaciones y la apertura de mercados a Egipto, Irán, Líbano, Kuwait, Arabia Saudita, Corea, Japón entre otros (1975 y 1976);
14-- la profesionalización del servicio exterior y
15-- el ingreso al Ministerio de Relaciones Exteriores por concurso abierto sin restricciones políticas.

Embajador del Uruguay ante las Naciones Unidas del 26 de mayo de 1982 al 28 de febrero de 1985.

De los 159 países miembros de UN durante los 2 años y medio de su gestión como Representante del Uruguay fue elegido:

-- Presidente del Grupo Latinoamericano, 2 veces.

-- Presidente del Comité Plenario de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo.

Senador de la República de 1990 a 1995.

De los 30 senadores durante los 5 años de su gestión fue elegido:

-- Vicepresidente del Senado.

-- Presidente de las Comisiones de: Hacienda , de Constitución y Legislación y de Asuntos Internacionales.


Durante esos 5 años presentó Proyectos de Ley sobre:
--empresas públicas, proponiendo se rigieran por el derecho privado;
--seguros y Banco de Seguros;
--derecho al honor;
--reforma de la Constitución, proponiendo que los directorios de las empresas se llenaran con personas con conocimientos técnicos y no fueran "premios consuelo" de los que no conseguían los votos para ser legisladores; que al ser nombrados Ministros perdieran las banca evitando que hubiera suplentes y dos o tres sueldos a pagar por una sola;
--la ley de puertos; etc.


Y en esos 5 años como Senador fue Miembro informante de más la mitad de los proyectos estudiados en el Senado en ese tiempo.

Autor de: "La Reforma Constitucional: revolución o parche", edición de la Fundación de Cultura Universitaria, 1995, en que sostiene entre otras cosas:

"Se observa en los más diversos países insatisfacción con la actividad política. La inconformidad no es con el sistema democrático sino con la forma de conducir los asuntos públicos. Se aspira a una renovación.

Hay un común denominador que consiste en la búsqueda de la verdad política y de una mayor transparencia...

Los tiempos exigen las transformaciones revolucionarias que habiliten la recuperación de la confianza...

Nuestro propio papel en la región como centro de equilibrio político y foco de irradiación de servicios y productos de calidad está relacionado con una organización política que funcione exitosamente.

La época presente, pese a los que a veces parecen desborde alucinantes, se caracteriza por la exigencia de la autenticidad. Y esto es bueno. Se reclama llamar a las cosas por su nombre. El disimulo y el eufemismo ya Ano corren@. Las apariencias edificadas para esconder son rechazadas. Una franqueza que puede llegar a ser brutal todo lo cuestiona.

Las instituciones y los sistemas de la más diversa naturaleza no escapan a una indagatoria despiadada. )Por qué razón las instituciones políticas quedarían fuera de esa exigencia? Es natural y positivo que se hallen sometidas a análoga presión.

Hay que reformar para la verdad. Hay que desmantelar todo lo que se le oponga. Hay que lograr lo genuino, lo auténtico.

...La disconformidad y la apatía reflejadas en los procesos electorales y en las encuentas de opinión son una realidad que interpela y que urge. Hay que ir a su encuentro con soluciones renovadoras que devuelvan la confianza en el sistema.

La alternativa que se presenta ante nosotros es cruda: un parche sobre los males que visiblemente aquejan el funcionamiento político y alientan la disconformidad, o una revolución que transforme las reglas de juego para avanzar a un estadio superior de la organización política.

Las conductas no se imponen por decretos. Pero sí es posible promover los cambios deseados modificando radicalmente las reglas de juego vigentes.

Una reforma limitada, aunque tenga elementos positivos, no es la solución. Se necesita un cambio drástico en el escenario político que transforme completamente la situación y devuelva, por su transparencia, la confianza y la credibilidad, Hay una búsqueda de las instituciones de la verdad.

La nueva frontera a conquistar es una ampliación del círculo dirigente y una mayor sintonía con la sociedad y sus nuevas realidades. El camino es hacia un estadio superior de la democracia. Hay que aumentar el poder de decisión de los ciudadanos.

La reforma no debe estar ligada a intereses electorales o partidarios. No es para favorecer ni para perjudicar a nadie. Las reglas han de ser impersonales.
Entre nosotros la reforma pasa por cambiar el régimen electoral: suprimir la acumulación por lemas y sub-lemas; elegir los diputados por distritos en base a un sistema de mayoría, una 20 vuelta para éstos y para presidente cuando la mayoría no es concluyente y limitar y luego prohibir las reelecciones.

También se requiere remodelar las relaciones entre los poderes y regir las empresas públicas por el derecho privado.Los ciudadanos comunes tienen que participar en la propiedad y en el control de esas empresas.

La devolución de funciones a los pueblos y a los Departamentos es una exigencia central en un nuevo estado democrático. En todas las poblaciones tiene que haber autoridades electas, capaces de manejar sus propios asuntos. Los Intendentes deben tener un papel renovado como dirigentes regionales.


Espero haber contestado tu pregunta. Por supuesto si quieres saber más no vaciles en hacerme cuantas quieras. Como me dijo un Senador de la República hace un tiempo, no de este período:



"Juan Carlos se buscó esto, nunca pidió ni hizo favores, se limitó a cumplir con su deber: siempre estuvo solo y sigue solo."



Y mi mayor orgullo es que nunca estuvo solo, siempre estuvo con Dios. Y la Gracia de ese Dios-con-nosotros que nace nuevamente en cada Navidad hace que no tenga ni odio, ni resentimiento, ni rencor, y que pueda rezar por todos los uruguayos para que, juntos, encontremos el camino que supimos recorrer para ser otra vez un pueblo unido en la búsqueda del bien común.

Ahora paso a contestar tu pregunta dentro de lo que puedo: el 28 de junio de 1976 una persona detenida en la lucha contra la guerrilla escapó de los que la tenían y entró al jardín de la Embajada de Venezuela gritando "Asilo, asilo". Los que la habían llevado entraron tras ella y la sacaron a la fuerza, la subieron a un coche y desaparecieron.

Como los Embajadores solamente pueden comunicarse con las autoridades de gobierno del país donde están acreditados a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Embajador de Venezuela presentó allí una nota de protesta. Mi esposo mandó la nota al Ministerio del Interior que es quien se ocupa de todo lo que tiene relación con los delitos en todos los países para que si la persona estaba detenida fuera devuelta a la Embajada de Venezuela. La respuesta fue que no estaba detenida y no tenían noticias del hecho pero que iban a investigarlo. Y no se supo nada más porque tanto el Ministerio del Interior como el de Defensa Nacional sostuvieron que no habían tenido nada que ver. Hasta el día de hoy no se sabe nada más. No se encontró al autor del secuestro.

El 18 de noviembre de 2002 mi esposo fue procesado como co-autor del secuestro de esa persona y el Juez sostiene en el auto de procesamiento que todavía está en su poder: 26 años después Juan Carlos la seguiría teniendo escondida, pese a que durante ese tiempo fue Embajador de Uruguay ante las Naciones Unidas de 1982 a 1985, ayudando al regreso de la democracia aquí en el campo internacional y luego de 1990 a 1995 fue electo Senador y ejerció esa función.

Más tarde cuando la Comisión para la Paz dijo que la persona estaba muerta, el Juez cambió el delito por el Homicidio. Y por 3ª vez ahora se cambió para desaparición forzada de personas, delito que existe desde hace muy poco.

Luego también lo acusaron y procesaron por las muertes en Buenos Aires de Zelmar Michelini, el Toba Gutiérrez Ruiz (del que era amigo personal) y dos uruguayos más que aparecieron asesinados en un auto y que la justicia argentina ya encontró a los asesinos.

Como verás es muy complicado para entenderlo. Pienso que si el secuestro de esa señora en vez de ser en el jardín de una Embajada hubiera sucedido en un Hospital ¿estaría preso el Ministro de Salud Pública? O si hubiera sido en una escuela ¿sería co-autor el Ministro de Educación y Cultura? ¿Porqué está preso el Ministro de Relaciones Exteriores pero ningún Ministro del Interior ni de Defensa Nacional que es de quien dependen la Policía y los militares? ¿Porqué el Ministro de Relaciones Exteriores y ningún militar si dicen que fueron los militares quienes la mataron?

¿Cómo puede alguien probar que es inocente? ¿Cómo probar que no se hizo algo? No hay respuesta a ninguna de mis preguntas, solamente la realidad es que está preso un inocente que nunca le hizo daño a nadie y que reza por los que lo persiguen y lo difaman porque eso es lo que nuestro Señor Jesucristo nos enseña.

Gracias por tu interés y sobre todo por ser un ser que piensa porque solamente con seres pensantes puede salir adelante un país y yo amo al mío, que es el de mis hijos, nietos y bisnietos y deseo lo mejor para ellos y para todos los que viven en Uruguay, sin excepciones.

martes, 9 de diciembre de 2008

Palacio Estévez: emoción entre abrazos, aplausos y felicitaciones.

Así comenzó el periplo en Relaciones Exteriores. Con grandes dudas y temores míos y con aún más grande fe y voluntad de servicio al país y a los uruguayos de Juan Carlos. Y también con mucha rapidez. Desde el ofrecimiento el viernes a la rápida asunción del cargo el sábado y al interinato enseguida, al partir el Dr. Mora Otero, como estaba previsto, el domingo a la reunión de Cancilleres de la OEA en Costa Rica.

¡Increíble cambio de vida para la familia en apenas dos días! Juan Carlos regresa a casa después de la oficina, como Director de la OEA el viernes y ya es Ministro Interino de Relaciones Exteriores el domingo!

Obviamente ese día acompañó al Aeropuerto al Canciller y al volver a casa se despidió en la puerta del chofer y el custodia. El Comisario Surraco, custodia del Ministro, casualmente su
compañero y amigo de tantos años de Casa de Gobierno, le preguntó a qué hora quería que lo pasara a buscar al día siguiente. La respuesta fue clara: "A ninguna. Tú eres el custodia del Ministro. Yo soy el Subsecretario y no voy a tener custodia." Huelga decir que Surraco argumentó largamente: que era su trabajo, que era innecesario que "Blanquito"-como le decían- corriera semejante riesgo; que ya hacía más de 8 años que el MLN-T había comenzado sus operaciones; que en ese mismo momento tenían en su poder secuestrados al Embajador del Reino Unido, Sir Geoffrey Jackson, desde el 8 de enero y al Cónsul de Brasil, Aloysio Dias Gomide y a varios más. Juan Carlos se mantuvo firme en su posición. Y no aceptó custodia.

Al regreso de Costa Rica también el Ministro Mora intentó disuadirlo con su pensamiento muy racional: "Yo soy viejo y enfermo y saben que me moriré si me secuestran, pero Blanco, usted tiene 36 años y 5 hijos pequeños. ¡Boccato di cardenale para ellos! ¡Primera plana internacional asegurada!".

Pese a su empeño no logró convencer a Juan Carlos y muy preocupado por su seguridad le pidió al Presidente Pacheco Areco que le diera la orden de aceptar cutodia. El Presidente le habló del pedido del Ministro Mora y su propia preocupación al respecto. La respuesta fue: "Presidente, ante todo le ruego me permita hacerle una pregunta. Si los tupamaros me secuestran sin tener custodia, internacionalmente el comentario será: "¡Qué tonto no haberla tenido!". Si aún teniendo custodia me secuestran -y a ambos nos consta que es posible- el comentario será: "Qué país el Uruguay! Los sediciosos secuestran al Subsecretario de Relaciones a pesar de la custodia." Yo prefiero que en el mundo se me considere un tonto y no que se denoste a mi Patria. ¿Usted qué preferiere? Ahora que por supuesto si usted me ordena tener custodia, así lo haré". Claro que esa orden nunca se dió.

En aquella época ya tan lejana no existían ni los videos ni los CD, ni qué decir MP3, Ipod, etc. pero sí las cassettes de audio. Cuando Juan Carlos volvió a casa después de esa conversación me pidió que le diera una para grabar. Y en ella dejó claramente expresada su voluntad de que en caso de ser secuestrado en ningún caso se negociara su rescate. Por si no fuera suficiente con ello agregaba que si estando secuestrado decía algo diferente no debía ser tomado en cuenta porque no era su libre decisión sino sólo una demostración de no haber podido resistir las presiones. Y me pidió que en ese caso lo diera a publicidad.

¡Años muy duros para todos los uruguayos!

Volviendo a su nueva función. Después de pasar de viernes a domingo de funcionario internacional con generoso sueldo en dólares a Ministro interino con 25% del salario y en pesos, llegó el momento del primer acuerdo con el Presidente. El cual tuvo lugar en el mismo salón de honor en que se hacían las reuniones del Consejo Nacional de Gobierno, cuyas actas corregía como auxiliar administrativo. Con la consiguiente marea de viejos recuerdos y nuevas emociones. Una vez terminado el acuerdo se dirigió a la puerta principal para salir del edificio por la majestuosa escalera del Palacio Estévez. ¡Cuál no sería su sorpresa cuando al bajar ve al pie de la misma a sus compañeros y amigos de 18 años de trabajo que, compartiendo la emoción del momento, le esperaban con fuertes aplausos! Así, entre abrazos y felicitaciones, entra al gobierno a 7 meses de las elecciones nacionales de noviembre de 1971.

martes, 2 de diciembre de 2008

El mundo en que viví mi juventud

Como era común en la época de mi adolescencia y juventud, éstas trancurrieron principalmente en familia: con mis padres, abuelos, muchos tíos y primos. Por supuesto también con mis compañeros de colegio primero, luego de liceo, después de facultad y con los amigos de amigos, los empleados del registro de mi padre y las personas del servicio doméstico de las respectivas casas.


Todos compartíamos los mismos valores: honestidad, sinceridad, afecto, importancia máxima de la familia y sin duda el respeto al prójimo. La única diferencia que había entre unos y otros era la mayor o menor cantidad de dinero de que disponían. Ninguno era muy rico ni tampoco demasiado pobre. El abuelo de mi padre, vasco francés, llegó a Uruguay muy joven, como muchos de sus coterrános, era lechero y mi padre contaba que en las fiestas de Navidad y Año Nuevo festejaba descorchando en su casa una botella de Champagne francés, de su tierra. Sí era necesario hacer un esfuerzo para comprarla pero no provocaba el descalabro en el modesto presupuesto. Su hijo, mi abuelo, empezó también muy joven como cadete en un Registro, casa mayorista que importaba telas e hilos de coser desde Europa primero y luego de la guerra del 39, desde Estados Unidos, y los vendía a los comercios minoristas de plaza en toda la República. Luego de muchos años de esfuerzo fue "habilitado" en la firma y finalmente, uno de los dueños. A su muerte, mi tío, el único hermano de mi padre y mi padre -que había cursado varios años de Facultad de medicina y abandonado por surmenages recurrentes- siguieron el negocio en el que habían comenzaron también desde abajo, como sus antecesores. Así lo harían también más tarde mis primos varones y mi hermano. Las mujeres se suponía que, salvo caso de necesidad para la subsistencia de la familia, no debían trabajar "para no sacarle el trabajo a otra que realmente lo necesite".


Por parte de mi madre, eran 8 hermanos, 6 mujeres y 2 varones. Cuando sus padres perdieron todo su dinero en la quiebra del Banco Francés e Italiano a principios de siglo tuvieron que dejar la casa del Centro y fueron a vivir a la Unión. Mi abuelo obtuvo el cargo de Comisario -que mantuvo hasta su jubilación- siendo muy querido en el barrio. Vivían en la calle Asilo, en una casa antigua con lo que para nosotros era un gigantesco terreno, cuyo fondo llegaba hasta Cabrera, donde tenían gallineros, muchos frutales y criadero de conejos. ¡Qué placer trepar a los guayabos y ciruelos y comer allí, en el árbol, la fruta recién arrancada por uno mismo! Los mayores temían que al estar caliente pudiera causarnos problemas digestivos. Gracias a Dios nunca los tuvimos. Los primos disfrutábamos sábados y domingos en familia, con los abuelos y tías solteras y visitas varias, en especial una vecina de enfrente, muy querida, mayor, también soltera, que cruzaba en la mañana y pasaba el día allí. Para nosotros, otra abuela: Adela Horta. Y la empleada con retiro, Sofía, que cocinaba con una de mis tías las delicias más exquisitas y sabía curar la "culebrilla" pero ¡solamente a las personas a las que les tenía cariño, no a extraños porque "no soy bruja"!.


Ciertamente un mundo muy distinto del actual. Un mundo donde los mayores eran escuchados con respeto. La autoridad era obedecida sin discutirla. Las diferencias de opinión se hacían con base en razones y argumentos de cada parte, no con insultos ni palabras groseras. Había una sana ambición de mejorar, pero no odio, ni lucha de clases, ni envidia al que tenía más. El orgullo del trabajo -cualquiera que éste fuera- llevaba a tratar de hacerlo lo mejor posible. Y, siempre, la esperanza de que los hijos lograran ascender en la escala social gracias a la entonces excelente educación que recibían en la escuela pública. Y efectivamente así era. ¡Cuántos ministros, legisladores y hasta presidentes asistieron a ella! Juntos, los hijos de las familias más distinguidas y las más humildes, estudiaron y forjaron amistades que perduraron a lo largo del tiempo y contribuyeron a hacer a unos y a otros mejores, al comprender los problemas de los demás y por ende al ser más humanos y solidarios.


Un mundo en que la mayor vergüenza era el ser un "mal educado" y la falta de cortesía no era excusable. Si uno se equivocaba era normal reconocerlo y disculparse. Cuando una persona tropezaba en la calle inmediatamente varias manos se tendían para ayudarla. En los distintos barrios todos los vecinos se conocían y se saludaban y en las tardecitas de verano salían a la vereda y conversaban animadamente el farmaceútico, el almacenero, el médico, el abogado, el diputado, el senador, el ministro, el lechero y el carbonero. Las "matinés" de la tarde del sábado -de 14 a 18 horas, pese a su nombre incluían también la siguiente -"vermout"- de 18 a 20 por el mismo precio, de la que salíamos con los ojos llorosos y enrojecidos, felices, reunía a los hijos de todos. Igual que en las tardes de semana todos compartían los juegos, desde el más importante, por supuesto el fútbol hasta los menores, bolita, rayuela, payana. En el tranvía o en el ómnibus se saludaba al guarda y se daban las gracias al recibir el boleto. Costumbre que sigo manteniendo. Pienso que pedir por favor lo que se desea y dar las gracias cuando se recibe algo es parte de la calidad de vida, calidad de vida que en gran parte se ha perdido por desinterés por el prójimo.

¡Qué gran verdad en la oración del pobrecito de Asís, San Francisco!


"Oh, Señor, haz de mi un instrumento de tu paz:
Donde hay odio, que yo lleve el Amor.
Donde hay ofensa, que yo lleve el Perdón.
Donde hay discordia, que yo lleve la Unión.
Donde hay duda, que yo lleve la Fe.
Donde hay error, que yo lleve la Verdad.
Donde hay desesperación, que yo lleve la Esperanza.
Donde hay tristeza, que yo lleve Alegría.
Donde hay tinieblas, que yo lleve la Luz.


Oh Maestro, haced que yo no busque tanto:

A ser consolado, sino a consolar.

A ser comprendido, sino a comprender.
A ser amado, sino a amar.

Porque:


Es: dando, que se recibe;

Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna."



En ese mundo, con esos valores, crecí, estudié y llegué a la Facultad de Derecho. Conocí a Juan Carlos. Y escuché por primera vez hablar del "Ministerio de Relaciones Exteriores".