martes, 9 de diciembre de 2008

Palacio Estévez: emoción entre abrazos, aplausos y felicitaciones.

Así comenzó el periplo en Relaciones Exteriores. Con grandes dudas y temores míos y con aún más grande fe y voluntad de servicio al país y a los uruguayos de Juan Carlos. Y también con mucha rapidez. Desde el ofrecimiento el viernes a la rápida asunción del cargo el sábado y al interinato enseguida, al partir el Dr. Mora Otero, como estaba previsto, el domingo a la reunión de Cancilleres de la OEA en Costa Rica.

¡Increíble cambio de vida para la familia en apenas dos días! Juan Carlos regresa a casa después de la oficina, como Director de la OEA el viernes y ya es Ministro Interino de Relaciones Exteriores el domingo!

Obviamente ese día acompañó al Aeropuerto al Canciller y al volver a casa se despidió en la puerta del chofer y el custodia. El Comisario Surraco, custodia del Ministro, casualmente su
compañero y amigo de tantos años de Casa de Gobierno, le preguntó a qué hora quería que lo pasara a buscar al día siguiente. La respuesta fue clara: "A ninguna. Tú eres el custodia del Ministro. Yo soy el Subsecretario y no voy a tener custodia." Huelga decir que Surraco argumentó largamente: que era su trabajo, que era innecesario que "Blanquito"-como le decían- corriera semejante riesgo; que ya hacía más de 8 años que el MLN-T había comenzado sus operaciones; que en ese mismo momento tenían en su poder secuestrados al Embajador del Reino Unido, Sir Geoffrey Jackson, desde el 8 de enero y al Cónsul de Brasil, Aloysio Dias Gomide y a varios más. Juan Carlos se mantuvo firme en su posición. Y no aceptó custodia.

Al regreso de Costa Rica también el Ministro Mora intentó disuadirlo con su pensamiento muy racional: "Yo soy viejo y enfermo y saben que me moriré si me secuestran, pero Blanco, usted tiene 36 años y 5 hijos pequeños. ¡Boccato di cardenale para ellos! ¡Primera plana internacional asegurada!".

Pese a su empeño no logró convencer a Juan Carlos y muy preocupado por su seguridad le pidió al Presidente Pacheco Areco que le diera la orden de aceptar cutodia. El Presidente le habló del pedido del Ministro Mora y su propia preocupación al respecto. La respuesta fue: "Presidente, ante todo le ruego me permita hacerle una pregunta. Si los tupamaros me secuestran sin tener custodia, internacionalmente el comentario será: "¡Qué tonto no haberla tenido!". Si aún teniendo custodia me secuestran -y a ambos nos consta que es posible- el comentario será: "Qué país el Uruguay! Los sediciosos secuestran al Subsecretario de Relaciones a pesar de la custodia." Yo prefiero que en el mundo se me considere un tonto y no que se denoste a mi Patria. ¿Usted qué preferiere? Ahora que por supuesto si usted me ordena tener custodia, así lo haré". Claro que esa orden nunca se dió.

En aquella época ya tan lejana no existían ni los videos ni los CD, ni qué decir MP3, Ipod, etc. pero sí las cassettes de audio. Cuando Juan Carlos volvió a casa después de esa conversación me pidió que le diera una para grabar. Y en ella dejó claramente expresada su voluntad de que en caso de ser secuestrado en ningún caso se negociara su rescate. Por si no fuera suficiente con ello agregaba que si estando secuestrado decía algo diferente no debía ser tomado en cuenta porque no era su libre decisión sino sólo una demostración de no haber podido resistir las presiones. Y me pidió que en ese caso lo diera a publicidad.

¡Años muy duros para todos los uruguayos!

Volviendo a su nueva función. Después de pasar de viernes a domingo de funcionario internacional con generoso sueldo en dólares a Ministro interino con 25% del salario y en pesos, llegó el momento del primer acuerdo con el Presidente. El cual tuvo lugar en el mismo salón de honor en que se hacían las reuniones del Consejo Nacional de Gobierno, cuyas actas corregía como auxiliar administrativo. Con la consiguiente marea de viejos recuerdos y nuevas emociones. Una vez terminado el acuerdo se dirigió a la puerta principal para salir del edificio por la majestuosa escalera del Palacio Estévez. ¡Cuál no sería su sorpresa cuando al bajar ve al pie de la misma a sus compañeros y amigos de 18 años de trabajo que, compartiendo la emoción del momento, le esperaban con fuertes aplausos! Así, entre abrazos y felicitaciones, entra al gobierno a 7 meses de las elecciones nacionales de noviembre de 1971.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se que todo lo que usted dice es cierto. Es una verguenza para el pais y especialmente para la justicia uruguaya que hayan encarcelado a un inocente por presion politica y desos de venganza.